Históricamente con sus raíces en China, el cultivo de los duraznos se expandió al resto del mundo bastante pronto en la historia mundial. Porque contienen un solo hueso incomible en el centro, a los duraznos se les considera “drupas,” y comparten características de otras frutas de esa clase, como las ciruelas, nectarinas – y créalo o no – almendras.
La diferencia entre duraznos y nectarinas es que los duraznos tienen una piel aterciopelada mientras que las otras no. En ambos casos la piel es comestible y deliciosa. Las nectarinas, que son un poco más propensas a las enfermedades, son una variedad del durazno, no una cruza entre durazno y ciruela.
Los árboles del durazno son relativamente pequeños, de unos 25 pies o algo así. Lo que lo hace una de dos variedades – “freestone” o “cling” – depende de si la semilla está firmemente agarrada de la carne o si se puede separar de ella fácilmente.
Es posible, dependiendo de dónde viva, de plantar un árbol de durazno o nectarina dentro de tres años, pero probablemente produciendo frutos ligeramente diferentes a los que plantó. Con más de 175 variedades, California produce más de 50 % de los duraznos en Estados Unidos –alrededor de una cuarta parte de la producción global.
Beneficios de Salud del Durazno
Bajo en grasas saturadas y colesterol, el durazno contiene una impresionante variedad de vitaminas y minerales para hacerlo un alimento verdaderamente nutritivo. Aparte del 17 % del valor diario (VDR) recomendado de vitamina C por porción, todos los otros contenidos nutritivos son bajos, pero espere a que sepa cuántos son y lo que hacen.
Como otras vitaminas, la vitamina C hace mucho más que combatir infecciones, aunque ese ya es un logro en sí. También es un antioxidante que atrapa radicales libres que buscan donde hacer daño en las células del cuerpo, y se necesita para la síntesis de tejidos conectivos.
El valor de su Capacidad de Absorción Radical de Oxígeno (ORAC por sus siglas en inglés) es 1814 en la escala. Pero es importante saber que una lata de duraznos en almíbar tiene un valor ORAC de 436 – una indicación que por todos los antioxidantes que contienen los duraznos frescos, son prácticamente anulados en el proceso de enlatado y endulzado.
La vitamina A es otro nutriente en los duraznos, ofreciendo B-carotenos que se convierten en retinol, esencial para una vista aguda. También protege contra el cáncer de pulmón y de la boca, y ayuda a mantener membranas mucosas saludables y elasticidad en la piel gracias a su contenido de ácido graso poliinsaturado. Entre más obscura la piel del durazno, contiene más vitamina A.
Los minerales también están en abundancia en los duraznos, como el potasio, un componente de enzima que se usa para digerir los alimentos, que ayuda a regular el latido del corazón, y a bajar la presión sanguínea.
El potasio trabaja con el sodio para mantener el balance del agua en el cuerpo.
El hierro en los duraznos se requiere para la formación de células rojas y para cargar oxígeno de los pulmones a lo largo del cuerpo. Otro beneficio a la salud de los duraznos son los flavonoides, como el licopeno y luteína, que trabajan juntos para prevenir degeneración macular, cáncer, y enfermedades del corazón.
La zeaxantina y criptoxantina son otros dos flavonoides, que protegen contra los radicales libres que envejecen prematuramente al cuerpo y causan enfermedad.
Otros atributos de los duraznos definitivamente dignos de ser mencionados con la vitamina E, vitamina K, niacina, y cobre, y menos pero con un nivel significativo, magnesio, manganeso, calcio, y fósforo.
Sin embargo, consuma duraznos moderadamente ya que contienen fructosa, que puede ser dañina a la salud en cantidades excesivas.
Los duraznos es de los alimentos que quiere usted comprar orgánicos.
Datos Curiosos del Durazno
Los duraznos han tenido un largo viaje a lo largo de los siglos. Nativo de China, se han producido ahí desde 1,000 A.C. Por la antigua ruta de la ceda Persa, los árboles se transportaban para cultivar en Europa. Los romanos los llamaron “Manzanas Persas” por el país que las introdujo.
Los españoles introdujeron los duraznos en Sud América, y los franceses los trajeron a Luisiana. Cristóbal Colón trajo árboles de durazno a América en su segundo y tercer viaje, seguido por colonizadores que los trajeron de Inglaterra para crecerlos en sus nuevos hogares Americanos.
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